Tedio vespertino con inevitables ecos de Machado
ESTAMPA DE OTOÑO [Escrito en agosto de 1983] Es tarde... El niño está llorando en el regazo enlutado de la abuela. Lluvia. Frío. Miedo. La ventana está cerrada y la mamá no para de coser a máquina. Suena el reloj grande que cuelga de la pared: es tarde... El abuelo aprieta con el corazón -dedo corazón- el botón oxidado de la radio. El niño levanta la cabeza, se suena las narices y escucha. Todos escuchan. El abuelo manosea su nevada barba, se sienta frente al fuego y saca un pañuelo blanco del bolsillo para limpiar sus gafas esqueléticas y redondas, como pesetones de cristal. Solo se oye el hogareño devenir de la máquina de coser de la mamá. La abuela suspira, y el niño se vuelve a su enlutado regazo. Es tarde...