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Tedio vespertino con inevitables ecos de Machado

ESTAMPA DE OTOÑO [Escrito en agosto de 1983] Es tarde... El niño está llorando en el regazo enlutado de la abuela. Lluvia. Frío. Miedo. La ventana está cerrada y la mamá no para de coser a máquina. Suena el reloj grande que cuelga de la pared: es tarde... El abuelo aprieta con el corazón -dedo corazón- el botón oxidado de la radio. El niño levanta la cabeza, se suena las narices y escucha. Todos escuchan. El abuelo manosea su nevada barba, se sienta frente al fuego y saca un pañuelo blanco del bolsillo para limpiar sus gafas esqueléticas y redondas, como pesetones de cristal. Solo se oye el hogareño devenir de la máquina de coser de la mamá. La abuela suspira, y el niño se vuelve a su enlutado regazo. Es tarde...

Primer manojo de presuntos aforismos y sentencias

CONFESIONES [Escrito en agosto de 1983] Camino por uno de los dos caminos para llegar al único destino. * Vivo soñando y sueño que vivo. (Desde el manicomio lo escribo). * Una constante en mi estancia ha sido y es la inconstancia. * Una ventana abierta y un pájaro volando estimo más que un pájaro abierto y una ventana volando. * En dos cosas gassto mi tiempo: en andar y en hacer nuevos caminos. * Vértigo me da el pensar que el infinito aún es más. * El mundo en tres partes divido: dos, que entre sí luchan, y yo, que entre ellas muero. * No veo sol y sí soledad;  callo y escribo para ver libertad.

Una proclama utópico-panfletaria

CAMBIO [Escrito en noviembre de 1982] Cambio mi dinero por la suerte Cambio lo que sé por lo que no Cambio el humo negro por el aire Cambio la bombilla por el sol Cambio lo que fue por lo que viene Cambio la pistola por la flor Cambio por gozar del medio ambiente Cambio por que triunfe la razón Cambio al que posee sin merecer Lo que de mala forma logró Cambio aquel incendio por la mar Cambio por el tiempo mi reloj Cambio la razón que da la fuerza Por la fuerza que da la razón Cambio las Malvinas por cordura Cambio Oriente Medio por amor Cambio Guatemala y Polonia Cambio Israel y El Salvador Cambio estos países por palomas Cambio caramelos por sabor Cambio porque quiero un mundo libre Cambio los misiles por la paz Cambio por la prisa un caracol Cambio por mi vida lo inmortal Cambio porque ya está bien de drogas Cambio porque el pueblo quiere hablar Cambio porque ni están todos los que son Ni son todos los que están Cam

Glosando un cuentecillo popular

NI TRES NI CUATRO: CINCO [Escrito en octubre de 1982] Por un camino murciano iba cierto día un arriero que al cruzar por un sendero volviose y dijo asustado: -¡Un mulo se me ha escapado! Bajose del que guiaba maldiciéndose con rabia, y cuando el suelo alcanzó lo ya dicho desmintió, pues vio que nada faltaba. No quedando muy contento, volvió a contar el ganado una vez hubo montado, comprobando en el recuento que le faltaba el más lento. Bajó de nuevo del mulo y acordó que estaba justo, por lo que volvió a montar sin saber lo que pensar y colmándose de insultos. Varias horas así anduvo hasta que el engaño halló, viendo que lo que ocurrió es que no sumaba el suyo, sino tan solo los mulos que venían tras de él -estos tan solo eran tres-. Cuando se bajaba al suelo constataba con recelo que eran cuatro frente a él.